La esclavitud fue la base de la sociedad antigua. Su aparición viene explicada por la transformación de la sociedad agrícola nómada en sedentaria, la aparición del comercio y la acumulación de riquezas, el establecimiento de la propiedad privada y el desarrollo de unas jerarquías sociales más complicadas. Las guerras eran el medio más eficaz para conseguir esclavos y por ello se declaraban muchos conflictos, periódicamente, por parte de los imperios dominantes.
Roma en sus inicios era un asentamiento muy humilde, con unas costumbres y organización bastante primitivas. Las familias romanas, que sólo habitaban una estrecha franja de tierra en la orilla derecha del río Tíber, se dedicaban a una agricultura de subsistencia y todos los miembros de dichas familias entregaban sus esfuerzos al patrimonio de sus tierras. La esclavitud además de innecesaria, se consideraba perjudicial.
Cuando se desarrolla la ciudad y se comienzan las campañas victoriosas contra los vecinos, se genera una necesidad de mano de obra para construir las grandes obras públicas. Probablemente se emplearon esclavos, aunque al principio se prefería la contratación de trabajadores mercenarios. En la gradual expansión de la República y posteriormente del Imperio, las viejas tradiciones de austeridad y rigidez se van transformando en ostentosidad y materialismo, por el contacto con los pueblos sometidos y por el comercio con naciones vecinas. Todo ello degenera en una justificación de la esclavitud como señal de poder personal, de fuerza nacional, y como necesidad para construir infraestructuras, ya que la mano de obra mercenaria escaseaba. No olvidemos que el pueblo romano fue, entre otras muchas cosas, un pueblo eminentemente práctico, así que en esta coyuntura ya no se considera una práctica perjudicial, ahora se considera necesaria.
En sus inicios, tanto la nobleza como los plebeyos vivían en el campo, dedicados a la ganadería y al cultivo de sus tierras. Catón el Censor y otros ilustres personajes de la República, idealizaron y ensalzaron la tradición juzgándola de virtuosa y quisieron recuperarla.
Los tiempos habían cambiado y el crecimiento económico y demográfico de Roma, junto a influencias extranjeras como los refinamientos orientales, provocaron el éxito del mundo urbano. En las ciudades los ricos se construían casas cada vez más grandes y suntuosas, y se acaban necesitando esclavos para atender las tierras del campo y los servicios domésticos en la ciudad.
En este horizonte social comienzan a realizarse las subastas masivas de esclavos y a utilizarse métodos crueles para su sometimiento o castigo. Roma había adoptado las costumbres de vecinos que se consideraban bárbaros, y era algo que no gustaba a todos, pero que todos utilizaban. Además, el desarrollo de juegos y espectáculos, la utilización de gladiadores esclavos para combatir entre ellos o con fieras en la arena, acaba por disparar la demanda de esclavos por todo el Imperio.
Sirvan de ejemplo los datos proporcionados por el historiador Tito Livio sobre los prisioneros capturados, mayoritariamente en campañas bélicas, y reducidos a la esclavitud:
Año 210 a.C.——————————- más de 10.000
Año 208 a.C.—————————————– 4.000
Año 202 a.C.—————————————— 1.200
Año 200 a.C.—————————————- 35.000
Año 197 a.C.——————————– más de 25.000
Año 190 a.C.—————————————– 14.000
Año 167 a.C.——————————- más de 150.000
Los datos varían notablemente dependiendo de las campañas realizadas por los ejércitos. Mientras los esclavos íberos estaban poco cotizados porque tendían generalmente al suicidio por su orgullo y rebeldía, el mercado oriental abrió las puertas al comercio masivo de seres humanos, debido a su carácter más sumiso y domable.
De todos modos, durante la milenaria historia romana, se producen múltiples revueltas de esclavos. A los esclavos rebeldes se les condenaba a muerte o a luchar en el circo, a veces se les marcaba con fuego. Uno de los castigos severos más famosos fue una decapitación en Roma de más de 150 esclavos en el año 621 a.C.
De las sublevaciones más importantes han destacando y pasado a la historia las tres guerras serviles:
-La primera guerra servil tuvo su importancia por su carácter de auténtica guerra civil, y se produjo en Sicilia (139-133 a.C.), donde la mayoría de esclavos se dedicaba a la agricultura y al pastoreo. Fue liderada por el sirio Euneo, que reunió un impresionante ejército de 80.000 hombres, pero cometieron grandes excesos, como al asaltar la ciudad de Enna y pasar a cuchillo a todos los ciudadanos.
Los esclavos sublevados establecieron allí su capital y su caudillo se hizo nombrar rey bajo el nombre de Antíoco. Durante tres años venció a todos los ejércitos enviados contra él, pero cuando trató de conquistar Messina fue totalmente derrotado por el procónsul Rupilio, que volvió a Roma y celebró un triunfo. Euneo acabó muriendo y su ejército quedó reducido a pequeñas bandas de rebeldes que ya no preocupaban a Roma. Fue la rebelión más sangrienta.
-La segunda guerra servil también se produjo en Sicilia (104-100 a.C.) y fue liderada por Atenión y, principalmente, por un seguidor de Euneo: Salvio, que eligió el nombre de Trifón. En su lucha llegaron a comandar a 60.000 hombres, hasta que el cónsul Manio Aquilio consiguió aplastar la rebelión.
-La tercera guerra servil fue la rebelión de los esclavos gladiadores. La más conocida y mítica, por sus ansias de libertad. Ocurrió en Italia (74-71 a.C.) y fue encabezada por Espartaco, de origen tracio, y que había desertado del ejército romano, cosa que le valió la esclavitud. Junto a otros setenta gladiadores mataron a sus guardias y huyeron a los montes, y acabaron reuniendo un ejército de casi 90.000 hombres. Su revuelta causó el mismo pánico al pueblo libre que Aníbal cuando vagaba a sus anchas por la península italiana, y algunos historiadores de la época creían que su intención última era la de entrar en Roma.
La realidad es que Espartaco y sus seguidores derrotaron a los ejércitos consulares de Léntulo, de Gelio y de Mumio.
Cuando se disponían a alcanzar por mar la libertad, fueron traicionados y no tuvieron más remedio que enfrentarse a las poderosas fuerzas combinadas de las 8 legiones de Marco Licinio Craso, las 7 del gran Cneo Pompeyo Magno, y las 5 de Varro Lúculo, que sumaban en total 20, más de 100.000 soldados, en la famosa batalla del río Silario. En ella murieron decenas de miles de sublevados, y crucificaron a 6.000 como escarmiento. Quedó destruida la esperanza de miles de esclavos que soñaron con la libertad.
Las consecuencias de esta última guerra no fueron menores: Craso y Pompeyo aprovecharon esta victoria para hacer carrera política y contribuyeron decisivamente en el proceso de transición de la República al Imperio.
Con la llegada del Cristianismo no terminó la esclavitud, puesto que era una institución muy arraigada en la sociedad, pero estableció la igualdad espiritual entre el esclavo y el amo. Este fue el primer paso en la evolución hacia un nuevo sistema social que prevalecería en el Medievo: la servidumbre o servus del régimen feudal.
Autor: Eduardo Ortiz Pardina