LAGO REGILO (496 a.C.)
Tras derrotar a los sabinos y a los auruncos, con esta batalla Roma vence a los latinos y se convierte en dominadora del Lacio. Se utilizó por primera vez a un dictador, que en momentos críticos para la nación asumía los poderes durante un año. Postumio tuvo el honor de ser el primero.
VEYES (396 a.C.)
Tras un largo asedio, Roma somete finalmente al vecino etrusco más próximo con el que llevaba cerca de un siglo de enfrentamientos casi ininterrumpidos.
ALIA (390 a.C.)
Los galos de Breno vencen con un ejército muy superior en efectivos, y provocan el pánico entre los civiles: se pintan de rojo, saquean Roma, y destruyen el primer código legal, que estuvo expuesto en el Foro, las «Leyes de las Doce Tablas». El héroe Marco Manlio salva el Capitolio. En el pago del tributo, el galo pronunció su famosa frase: «Vae Victis» (¡Ay de los vencidos!) colocando su espada en el platillo de una balanza falseada para pesar el oro romano. Marco Furio Camilo, nombrado después con el título de segundo fundador de Roma, ataca con un ejército reorganizado y pone en fuga a los galos.
EL MONTE GAURO (342 a.C.)
Cerca de Cumas obtiene Roma una victoria de prestigio en la batalla más importante de la primera guerra samnita, siendo comandada por Valerio Corvo.
LAS HORCAS CAUDINAS (321 a.C.)
En la región del Samnio (Italia central), los romanos sufren una de las derrotas más dolorosas frente a los samnitas de Poncio. Son obligados a pasar bajo las «horcas caudinas», unas lanzas clavadas en el suelo, aumentando la humillación de los soldados. En la primera guerra la supremacía es samnita.
BOVIANO (305 a.C.)
Victoria decisiva de los romanos que pone fin a la segunda guerra samnita. De forma definitiva se inclina la balanza de fuerzas a su favor.
SENTINO (295 a.C.)
Gran victoria sobre una coalición de samnitas, etruscos y galos, que pone fin a la tercera guerra samnita, y permite a Roma contactar con el mar Adriático, dominar toda la Italia central y poner los ojos en las colonias griegas del sur. Se termina la resistencia samnita.
LAGO VADIMÓN (283 a.C.)
Victoria romana sobre la coalición galo-etrusca.
HERACLEA (280 a.C.)
Pirro, el rey de Epiro, acude en ayuda de la colonia griega de Tarento, y con elefantes entre sus tropas logra vencer a los romanos.
ÁSCULO (279 a.C.)
Tras la derrota de Heraclea, los romanos se reagrupan frente al ejército de Pirro a sólo dos jornadas de Roma y le hacen retroceder. Cuando se enfrentan cerca de Ausculum vuelven a ser vencidos, aunque infligen muchas bajas al ejército griego. De estas ajustadas victorias del rey de Epiro proviene la expresión “victoria pírrica”.
BENEVENTO (275 a.C.)
Victoria definitiva sobre Pirro, que se retira a Grecia. Allí muere tres años después luchando contra Argos, habiendo conquistado tierras macedonias. Al partir de Sicilia dijo: «¡Qué hermoso campo de batalla dejamos a los cartagineses y a los romanos!».
TARENTO (272 a.C.)
Tras la conquista de esta rica ciudad, la Magna Grecia pasa a estar bajo control de la República, es decir, Roma se apodera de la Italia meridional y domina ya toda la península.
MILAS (260 a.C.)
Victoria naval del cónsul Duilio frente a Aníbal Giscón, dentro de la primera guerra púnica. Las proas de los navíos apresados engalanan la famosa «columna rostral» del Foro, para celebrar la primera victoria naval de toda la historia de Roma.
CABO ECNOMO (256 a.C.)
Nueva victoria naval. Una de las batallas con mayor número de barcos implicados de la Antigüedad. El vencedor, el cónsul Atilio Régulo decide desembarcar en África con un numeroso ejército.
TÚNEZ (255 a.C.)
Régulo desembarca en el cabo Bon, pero Cartago es inexpugnable: su capital posee unas grandiosas murallas de 34 kilómetros de perímetro, y sus tropas son confiadas a un general espartano, Jantipo, que derrota a los romanos y hace prisionero al cónsul y a 5.000 de sus soldados. Además, inmediatamente después, una tempestad destruye la flota romana con miles de hombres a bordo. Como resultado los romanos son expulsados de África y Cartago retoma el control de Sicilia.
CABO TELAMÓN (255 a.C.)
Mientras se libra la guerra púnica, aparecen nuevas incursiones galas por el norte. Se proclama una movilización general y aplastan a los invasores. Roma quiere zanjar la cuestión de su vulnerabilidad, y para ello establece colonias al norte, en la llanura del Po (Galia Cisalpina).
ISLAS EGADAS (242 a.C.)
Cerca de estas islas, Lutacio Catulo vuelve a derrotar a los púnicos por mar. Esta victoria decisiva obliga a Cartago a sellar la paz, abandonando Sicilia y obligándose al pago de un fuerte tributo.
EL TESINO (218 a.C.)
Tras atravesar los Alpes, Aníbal vence a los romanos comandados por Escipión, padre del famoso Escipión el Africano, en su primer encuentro, dentro ya de la segunda guerra púnica. La caballería númida juega un papel protagonista atacando por los flancos. Tras esta victoria los galos y ligures del norte de Italia se unen al líder cartaginés y aumentan considerablemente las fuerzas de su ejército.
TREBIA (218 a.C.)
Primera batalla de envergadura de esta guerra. Aníbal aniquila a casi 20.000 legionarios. La superior caballería cartaginesa y el golpe moral de los elefantes que nunca habían visto los romanos se convierten en decisivos.
EL LAGO TRASIMENO (217 a.C.)
Aníbal tiende una emboscada al ejército enviado para detenerlo y lo rodea frente al lago. Tras varias horas de encarnizado enfrentamiento, los romanos, que luchaban por sus vidas sin poder formar en un orden de batalla consistente, ceden y son aniquilados en su mayor parte.
CANNAS (216 a.C.)
La más humillante derrota de la República. Aníbal entra en la leyenda. Con unas tropas claramente mermadas vence a un impresionante ejército romano, mediante una estrategia que ocupa páginas de honor en la historia militar: con sus íberos y galos cocina una trampa a fuego lento envolviendo y aniquilando nuevamente a sus enemigos, esta vez en torno a 60.000 legionarios. Tiene Roma a su merced sin soldados que la defiendan (Anibal ad portas, o Aníbal en las puertas), aunque seguramente por falta de efectivos suficientes descarta la ocupación.
BAECULA (208 a.C.)
Escipión tras tomar Cartago Nova (Cartagena) derrota a los ejércitos de Asdrúbal en Bailén (provincia de Jaén).
METAURO (207 a.C.)
Los tardíos refuerzos cartagineses son interceptados cerca de este río, antes de llegar a Italia. El joven general Asdrúbal muere, y ya no podrá ayudar a las tropas diezmadas de Aníbal.
ILIPA (206 a.C.)
Con esta batalla en la actual Alcalá del Río (Sevilla), Escipión toma Cádiz y expulsa definitivamente a los cartagineses de Hispania. Dos años después lleva la guerra a África.
ZAMA (202 a.C.)
Aníbal regresa precipitadamente en socorro de Cartago. Escipión evoluciona las legiones utilizando sus manípulos para anular la ventaja táctica de los elefantes enemigos, abriendo pasillos y dejándolos pasar entre sus tropas sin perder el orden en la formación y, con la caballería númida de su lado, acaba de decantar a su favor una batalla igualada en cuanto a efectivos.
CINOSCÉFALOS (197 a.C.)
El cónsul Flaminio derrota a Filipo V de Macedonia. Las flexibles legiones jubilan a las pesadas y rígidas falanges, que durante tres siglos se habían mostrado tácticamente intratables.
MAGNESIA (190 a.C.)
Victoria sobre el rey Antíoco de Siria, que había acogido a Aníbal, pretendido dominar el Egipto de los Tolomeos, e intrigado contra Roma en Grecia. Poco después traicionará a Aníbal que acaba envenenándose, y se humillará en la capital de la República, que repartirá su reino entre sus aliados: Rodas y Pérgamo.
PIDNA (168 a.C.)
El cónsul Emilio Paulo vence a Perseo de Macedonia (hijo de Filipo), que buscaba venganza contra Pérgamo. Todo un rey macedonio es humillado en el paseo triunfal por Roma y muere dos años después en prisión.
CAUCA (150 a.C.)
Los abusos de Roma a las poblaciones hispánicas culminan con esta masacre de 9.000 lusitanos, que Servio Sulpicio Galba reúne desarmados con engaños, sin distinguir entre mujeres, niños o ancianos. Un niño superviviente de este genocidio: Viriato, años después reunirá un ejército celtibérico contra Roma y derrotará a las legiones continuadamente hasta que es asesinado por traidores. Mientras tanto, en Numancia se forja otro mito de resistencia (cayendo en el 133 a.C., tras un asedio atroz). Ambos se convierten en señas de identidad de la indomable resistencia ibérica a través de los siglos.
MONTELIMAR (125 a.C.)
Tras el sometimiento definitivo de Corinto, Cartago y Numancia, las legiones romanas acuden a Massilia (Marsella) en ayuda de su colonia, amenazada por sus vecinos, y fundan Aix al sur de la Galia. Cerca de Montelimar derrotan a 200.000 soldados galos: los alóbogres, aliados del rey Bituito de los arvernos. Tras esto sitúan puestos avanzados entre Lyon y Tolosa, y desde Roma comienzan a hablar con orgullo del Mediterráneo como Mare Nostrum, nuestro mar.
CAPSA (107 a.C.)
Cayo Mario se enfrenta durante dos años al rey de Numidia: Yugurta, que había sido capaz de derrotar a una legión en África. Con esta victoria gana la guerra.
ORANGE (105 a.C.)
Cimbrios y teutones (germanos del Báltico) aniquilan algunas legiones en esta batalla de la Galia. Tras su victoria se dividen en dos bandos y buscan fortuna por separado.
AQUAE SEXTIAE (102 a.C.)
Cayo Mario destroza a los teutones en Aix-en-Provence, aplicando su revolucionaria reforma de las legiones que se convierten en invencibles al mando de generales mínimamente competentes.
VERCELLI (101 a.C.)
Cayo Mario destroza a los cimbrios en la llanura del Po (en los Campos Raudii), culminando la venganza de las legiones aniquiladas en Orange, y es recibido en la capital como salvador siendo elegido hasta siete veces como cónsul y saludado como tercer fundador de Roma (junto a Rómulo y Camilo).
QUERONEA (86 a.C.)
Victoria de Sila sobre Mitrídates, rey del Ponto. Ese mismo año muere Mario, su gran rival en la lucha por el poder de Roma.
SILARIO (71 a.C.)
En este río hasta 20 legiones romanas son necesarias para derrotar finalmente a Espartaco y sofocar una revuelta de esclavos que estaba asolando Italia.
CORACESIO (67 a.C.)
Pompeyo reúne una gran flota compuesta por 200 naves y derrota de forma definitiva a los piratas cilicios. Miles de prisioneros y cientos de naves conformaron un botín que agrandaron la fama del general romano.
CARRAS (53 a.C.)
Craso mientras atravesaba el desierto de Mesopotamia con sus legiones, es atacado por la hábil caballería parta. Cuando trata de negociar mientras bate a su ejército en retirada, es traicionado por el enemigo, que captura 10.000 prisioneros y aniquila al resto de legionarios.
ALESIA (52 a.C.)
Tras unas campañas imparables en la Galia y en parte de Germania, César se ve obligado a volver rápidamente desde Britania, para sofocar una revuelta provocada por la dura represión de los romanos a las tribus galas.
Un joven príncipe arverno, Vercingetórix, agrupa en alianza a la mayoría de los pueblos, creando un gran ejército y frena la victoria definitiva de César en Gergovia, la capital arverna. Vercingetórix ataca entonces a los romanos, que se muestran intratables, y descalabrado el ejército galo, huye a la inexpugnable Alesia. César idea un doble cerco, dividiendo a los sitiados y a los grandes refuerzos de estos. Esta estrategia logró la victoria definitiva sobre la Galia y su absorción para la República.
DIRRAQUIO (48 a.C.)
César fracasa en su intento de sorprender y asestar un golpe con rapidez a las tropas pompeyanas situadas en este enclave de la actual Albania. Consiguió huir con el grueso de su ejército y unas semanas más tarde tuvo lugar el enfrentamiento decisivo en Farsalia.
FARSALIA (48 a.C.)
En el 49 a.C. César cruza el río Rubicón, y Pompeyo y los senadores huyen a Grecia. Antes de perseguirlos somete a los partidarios pompeyanos en Hispania, toma Marsella, y después desembarca en Grecia con un ejército inferior en efectivos al del oponente. En agosto del año siguiente obtiene una increíble victoria en Farsalia que lo sitúa definitivamente en el Olimpo de los genios militares. Pompeyo, refugiado en Egipto, es asesinado por temor a las represalias del vencedor. Se cuenta que César al ver la cabeza de su enemigo lloró aterrorizado y parece ser que iba a indultarlo para fortalecer la nación.
ZELA (47 a.C.)
Tras su estancia en Egipto junto a Cleopatra, César acude a Asia, donde Farnaces (hijo de Mitrídates) había sublevado al Ponto frente a Roma. La campaña que llevó a cabo se culminó en esta batalla y fue tan fulminante que pudo decir al volver a la capital: «Veni, vidi, vici» es decir, «llegué, vi, vencí».
TAPSO (46 a.C.)
Nueva victoria de César, que tras ser nombrado dictador, derrota a los restos de las fuerzas pompeyanas y senatoriales reagrupadas en Túnez. A su vuelta a la capital, celebra un cuádruple triunfo: Galia, Egipto, Ponto y Numidia, desfilando como trofeo Vercingetórix, que llevaba varios años prisionero, y acaba siendo degollado.
MUNDA (45 a.C.)
Definitiva victoria cesariana sobre los hijos de Pompeyo en Hispania. César, que había sido reelegido cónsul y nombrado dictador por 10 años, muere asesinado en el Senado al año siguiente, en los fatídicos «idus de marzo», cuando aún no había podido disfrutar las mieles de la victoria, y se disponía a poner en marcha una gran campaña en Partia y soñaba con atacar Germania por la espalda. Igualmente dejó las bases de un Imperio formidable para sus sucesores.
FILIPOS (42 a.C.)
Cayo Octavio (luego Augusto), Marco Antonio, y Lépido se alían en un segundo triunvirato. Victoria definitiva sobre los conjurados asesinos de César; los dos principales: Bruto y Casio, se suicidan.
PERUSIA (40 a.C.)
Octavio derrota a las fuerzas de Antonio. Se reconcilian sellando la paz de Brindisi, y Antonio se aleja yendo a Oriente, donde inicia un idilio con Cleopatra a pesar de haberse casado con la hermana de Octavio: Octavia.
ACCIO (31 a.C.)
Victoria naval de Octavio sobre Antonio, que dejó al primero como amo y señor de Roma, anexionándose además a Egipto. Dos años después celebra el triunfo en la capital y otros dos tarda en conseguir que el Senado abdique de sus poderes y le conceda el título de Augusto (ya que el de César era todavía moralmente inalcanzable). Aquí se inicia un nuevo tiempo: la República da paso al Imperio.
MONTE MEDULIO (22 a.C.)
Los últimos guerreros cántabros, astures y galaicos caen derrotados heroicamente frente a las legiones de Cayo Furnio y Publio Carisio. Los últimos supervivientes prefieren suicidarse antes que caer cautivos. Tras dos siglos de resistencia hispana, esta batalla supone la caída del último foco rebelde de importancia.
TEUTOBURGO (9 d.C.)
Matanza de las legiones de Varo por parte de los germanos del jefe Arminio, que estando sometido a la autoridad imperial, traicionó su pacto atrayendo a las legiones a bosques cenagosos y frondosos, y en ellos fueron aniquilando a las legiones cuyos soldados iban quedando aislados con el lodo sobre las rodillas a merced de los terribles bárbaros. Augusto, que había planificado el establecimiento de la provincia de Germania dentro del imperio, hasta el río Elba, según Suetonio, padeció tal dolor que durante meses no se cortó ni la barba ni el cabello, gritando sin cesar: <<Varo, Varo, devuélveme mis legiones>>. El gran Germánico recuperaría años después las águilas sagradas, pero el sueño de incorporar la Germania al Imperio se deshizo por segunda y última vez, situando la frontera en el Rin y convirtiéndose en el primer error que propició la caída de Roma cuatro siglos después.
IDISTAVISO (16 d.C.)
Gran victoria de Germánico que derrota a Arminio y venga las legiones de Varo. Se enfrenta con sus 8 legiones a un ejército bárbaro armado con lanzas de hasta 3,6 m. Una de las últimas veces que los legionarios usaron penachos de crin de caballo en sus cascos. Según narra Tácito, la gran batalla implicó a 128.000 hombres, y duró desde las 9 de la mañana hasta la noche. El ejército de Arminio fue aniquilado y 16 km de terreno quedaron cubiertos de armas y cadáveres. Aún así, el líder querusco sobrevivió.
EL MURO ANGRIVARIO (16/17 d.C.)
Arminio reagrupa sus fuerzas decidido a vengarse y tramando una trampa en un gigantesco muro de tierra construido en el pasado por la tribu de los angrivarios cuando estaban en guerra contra los queruscos. Germánico es informado de los planes de su enemigo y lo usa para equilibrar la balanza. Otra batalla que duró horas en la que finalmente vencieron los romanos. El líder germano volvió a escapar, y Germánico poco después de perder parte de su flota, desembarcó y atacó al otro lado del Rin, donde recuperó otra águila de Varo. El año 17 d.C. celebró el merecido triunfo. El destino quiso que ambos contendientes muriesen el mismo año, el 19 d.C., el romano dicen que envenenado en Siria por orden del emperador Tiberio y el germano a manos de su propio pueblo.
WATLING STREET (60 d.C.)
Con este nombre en lengua inglesa se recuerda la batalla en la que tan sólo 10.000 legionarios comandados por Suetonio Paulino, usando una táctica de infantería cerrada en tres cuñas y caballería envolvente en los flancos, derrotaron al que Tácito consideró como el “mayor ejército que se hubiera reunido jamás”. Tras haber sido violadas sus dos hijas y haber sido quemado su pueblo, la reina Boudica reunió entre 120.000 y 230.000 soldados britanos, aniquiló a 80.000 ciudadanos romanos y aliados, y destruyó sus tres principales enclaves en Britania como venganza. En el enfrentamiento murieron al menos 80.000 britanos y los que no pudieron huir fueron hechos cautivos. El dominio romano en la isla se aseguró durante varios siglos más tras esta victoria absoluta.
JERUSALÉN (70 d.C.)
Tras un sitio de cinco meses, las tropas de Tito destruyen la ciudad y el templo de Salomón.
MASADA (73 d.C.)
Ocho campamentos, siete meses de asedio y tres meses de construcción de una enorme rampa, son necesarios para someter esta casi inexpugnable fortaleza, que había acogido refugiados de Jerusalén y tropas judías que se negaban a rendirse.
MONTE GRAUPIUS (84 d.C.)
La victoria más septentrional de Roma y la última en la que se enfrentó a carros. El general Gneo Julio Agrícola, al mando de 20.000 legionarios y auxiliares aplasta en este monte de la actual Escocia a una amalgama de diversas tribus caledonias que superan ampliamente los efectivos de su ejército. Nunca antes se habían adentrado tropas romanas tan al norte.
TAPAE (87 d.C.)
El rey dacio Duras derrota a las legiones que Domiciano había enviado en represalia a la invasión de los dacios en Moesia. Tendrían que pasar catorce años para que el emperador Trajano vengara al Imperio y cambiara de dirección el rumbo de los tributos de guerra.
TAPAE (101 d.C.)
Victoria decisiva de las legiones de Trajano frente al rey dacio Decébalo. Tras esta batalla campal los romanos toman posiciones para someter la capital dacia con la llegada del buen tiempo.
ADAMCLISI (102 d.C.)
Nueva victoria de las legiones sobre Decébalo, que había invadido por sorpresa con la ayuda de sus aliados bastarnos y roxolanos la provincia romana de Moesia, en un audaz intento de alejar a Trajano de la capital dacia, Sarmizegetusa. El rey pide paz y Trajano la acepta. Años después volvió a rebelarse y Trajano anexiona definitivamente la provincia dacia al Imperio.
EDESA (260 d.C.)
Tras la victoria del emperador Gordiano III, los persas vuelven a presentar batalla en Edesa. Mientras los alamanes son derrotados en Milán, y los sajones, francos y godos inician incursiones, el Imperio Persa con el rey Sapor al frente hace prisionero en esta batalla al emperador romano: Valeriano, y lo deporta a Susiana donde es empleado en la construcción de un dique y una ciudad: Giundisabur.
PUENTE MILVIO (312 d.C.)
Constantino vence a Majencio cerca de Roma en su lucha por el poder imperial, el 27 de octubre. Hijo bastardo de Constancio Cloro, leyó en el cielo lo siguiente: «In hoc signo vinces» (con este signo vencerás). Se cuenta que vio una cruz luminosa en el cielo, aunque estudiosos actuales creen que se trataría de un asteroide que pudo surcar el firmamento por aquellas fechas. A partir de esta batalla, el labarum se convirtió en enseña del ejército (una cruz con el monograma de Cristo rodeada de una corona de laurel), frente al símbolo del Sol, que utilizaron Majencio y las legiones imperiales desde que lo estableció Aureliano como nuevo dios pagano.
ARGENTORATUM (357 d.C.)
El futuro emperador Juliano derrota en la actual Estrasburgo a los alamanes del rey Chonodomario, que habían estado incursionando en la Galia. Con tan sólo 13.000 hombres, pero con un escuadrón de Equites Cataphractti a su lado (caballería pesada con hombres y caballos cubiertos de armaduras de malla) aplasta un ejército que casi triplica sus fuerzas. En el campo de batalla es aclamado como augusto por sus tropas, pero rechaza el nombramiento.
SAMARRA (363 d.C.)
Tras la invasión persa del oriente romano, el emperador Juliano es capaz de reunir a toda velocidad a 65.000 combatientes contra un enemigo muy superior y evitar una derrota. El emperador, héroe de Argentoratum, perdió la vida batallando junto a su caballería acorazada, estando a la altura de su fama. Le faltaron años para mostrar su valía y quizás frenar la decadencia del imperio.
ADRIANÓPOLIS (378 d.C.)
Victoria de los godos sobre las legiones mandadas por el emperador Valente, que pereció en la contienda. Dos años antes, los visigodos y algunos ostrogodos bajo el mando de Fritigerno atravesaron el Danubio y fueron acogidos en la Tracia. Parece ser que los abusos de los funcionarios romanos provocaron su alzamiento. El uso de las legiones palatinas y comitatenses, la élite del Bajo Imperio, fue insuficiente y, tras la derrota, tuvo que ser Teodosio quien pacificara la región, estableciendo como federados a los visigodos en la Mesia inferior, y a los ostrogodos en la Panonia.
FRÍGIDO (394 d.C.)
Victoria de Teodosio frente a Flavio Eugenio, el cual muere en combate. Estilicón y Alarico acompañan al emperador. Tras esta batalla, todo intento por restablecer el paganismo queda imposibilitado, y el catolicismo se convierte en la única religión oficial del imperio romano. Se considera esta fecha como la del fin de los dioses del mundo antiguo, aunque su culto aún se prolongaría durante largo tiempo en las zonas rurales, hasta que finalmente se desvanece bajo el nuevo orden que no deja espacio para ellos.
POLLENTIA (402 d.C.)
Flavio Estilicón derrota nuevamente al rey godo Alarico, que estaba saqueando el norte de Italia a sus anchas y asediaba Milán, donde estaba la corte del emperador Honorio, con la intención de saquear Roma a continuación. El general consigue en pocos meses unir las dos legiones del Rin, la de Recia y la de Britania a sus tropas, y junto a su poderosa caballería pesada con armaduras de malla y un selecto contingente auxiliar de alanos, derrota a los godos salvando Italia temporalmente. A su llegada a Roma, junto al emperador, es aclamado con todo merecimiento, el pueblo ve en él a un general a la altura de los grandes del glorioso pasado. En el 410, con el general romano ejecutado poco antes por el inmaduro y manipulable emperador, Alarico cumple su promesa y saquea la capital del Imperio.
EL ALELUYA (429 d.C.)
Victoria de los romano-britanos frente a los bárbaros invasores de Britania. San Germán de Auxerre, en el día de Pascua, entrega la penúltima victoria importante a los romanos de la isla, que sin ejércitos imperiales a duras penas podían defenderse de las incursiones de jutos, escotos, anglos y sajones, ayudados por traidores tiranos celtas que impulsaron su establecimiento para consolidar su ilegítimo poder.
CAMPOS CATALÁUNICOS (451 d.C.)
Última gran victoria y quizás la mayor del Imperio Romano, aliado de visigodos y algunos francos, contra los hunos de Atila. Flavio Aecio y Teodorico consiguen la supervivencia de nuestra cultura contra todo pronóstico frente a un enemigo diabólicamente inmenso en los Campus Mauriacus, al norte de la Galia, el 21 de junio.
CABO BON (468 d.C.)
Fallido desembarco conjunto de tropas de los dos imperios para reconquistar los territorios africanos ocupados por los vándalos. El rey Genserico con gran habilidad engaña a los romanos y, tras el desembarco y cinco días de espera negociando los términos de la rendición, destruye a traición gran parte de la flota imperial, que estaba compuesta por cientos de barcos y transportaba hasta 100.000 soldados. Con este desastre, Occidente pierde definitivamente las riquezas del norte de África y queda a merced de los bárbaros, que poco tiempo después deponen al último emperador occidental. Unas décadas más tarde, en los tiempos de Justiniano y de su gran general, el conde Belisario, se venga esta afrenta y se recuperan estos territorios.
MONTE BADON (500 d.C.)
Épica y heroica victoria, la última de importancia, de los romanos en Britania. «El último de los romanos»: Ambrosio Aureliano (muy probablemente el inspirador de la leyenda artúrica, Camelot y el sueño de unidad británica), frena momentáneamente el avance anglosajón hacia el oeste, en la aún romano-britana Domnonea (actual Devon y regiones colindantes). Esta victoria es un espejismo, puesto que oleadas bárbaras siguen desembarcando en el sureste de la isla y su presión sobre los últimos reductos de resistencia se hace imparable. Todos los indicios apuntan a que la batalla del Mons Badonicus se libró en la actual Badbury Rings, a orillas del Stour, en Dorset.
DARA (530 d.C.)
Enmarcada en la guerra de Iberia (reino georgiano del Cáucaso) que enfrentó a la Roma Oriental contra Persia, el gran general Belisario obtiene una frágil victoria en inferioridad haciendo frente a la élite sasánida compuesta por los famosos inmortales. Los romanos seguirán haciendo frente a la continua amenaza sasánida.
TRICAMERÓN (533 d.C.)
Los romanos orientales, con Belisario al mando, derrotan al ejército vándalo del rey Gelimer cerca de Cartago, destruyen al reino vándalo y someten nuevamente sus dominios al poder imperial. La élite militar bizantina compuesta por menos de 6.000 hombres se impone a un enemigo que casi multiplica por diez sus fuerzas. El conde Belisario se une al selecto grupo de militares legendarios de la historia de Roma.
TAGINAE (552 d.C.)
Los romanos orientales, con el general eunuco Narsés al mando, destrozan a los ostrogodos y ya tienen en su mano la reconquista de Italia. Muere Totila, el penúltimo rey ostrogodo.
MONTE LACTARIO (553 d.C.)
En el Mons Lactarius los romanos reconquistan definitivamente la península italiana. Muere Teya, el último rey ostrogodo. Su pueblo huye a otros reinos bárbaros, aunque una minoría acepta la autoridad romana y se queda en los campos. Dejan un territorio devastado tras más de dos décadas de encarnizada guerra.
DYRHAM (577 d.C.)
Descalabro celto-romano, donde mueren tres reyes britanos. Es el fin de toda esperanza: los sajones se apoderan de últimas ciudades romanas importantes de la isla: Cirencester, Gloucester y Bath, toman por primera vez contacto con la costa oeste de la isla, y aíslan a los últimos núcleos de resistencia en Cornualles y en Gales. A partir de esta derrota, el latín vulgar prácticamente se extinguirá al desaparecer las últimas ciudades relevantes y, contra todo pronóstico, algunas lenguas célticas sobrevivirán penosamente entre la marea germana.
GUADALETE (711 d.C.)
En esta batalla (también conocida como «Batalla del Lago Janda») librada en julio, y que la leyenda dice que duró ocho días, el Islam entra en Hispania, destruyendo el reino más próspero y avanzado de Europa surgido de la fusión de romanos y germanos (aunque estos últimos eran una minoría respecto a los primeros). Favorecida la instalación y fortificación de las huestes de Táric en Gibraltar, por instigación de los judíos a uno y otro lado del estrecho, que habían sido maltratados por los reyes godos en su construcción nacional en base a una única religión de estado: el catolicismo, y sobre todo apoyada en la traición del conde don Illán (ó don Julián), señor de Ceuta y territorios anexos a Tánger. Este vasallo del reino godo de España, proporcionó flota y avituallamiento a las tropas infieles, en venganza contra el rey Rodrigo (conocido después como «Rudericus, ultimus rex gothorum»), del que se dijo que había deshonrado a la hija del conde en la corte real. De todos modos, la batalla se estaba decantando a favor de los hispanos, cuando una facción traidora se cambió de bando y los últimos cristianos fueron aniquilados.
POITIERS (732 d.C.)
Mientras los hispano-godos, que no querían someterse al infiel estaban recluidos en las montañas del norte (cordillera Cantábrica y Pirineos), los musulmanes siguen su avance imparable en tierras galas, donde los francos con toda su fuerza plantan batalla y vencen a las huestes invasoras, salvando así la Cristiandad en el corazón de Europa. El rey victorioso: Carlos Martel, proporcionará con este glorioso triunfo, el nombre de carolingios a la casa real de los Pipínidas (de la nobleza de Austrasia), que con gran relevancia histórica heredará años después Carlomagno, primer emperador del que después sería conocido como Sacro Imperio Romano-Germánico, el restaurado Imperio Romano de Occidente.
Autor: Eduardo Ortiz Pardina