El Foro de César. En primer plano el templo de Venus Genetrix
El Foro de César. En primer plano el templo de Venus Genetrix

FILOSOFÍA DEL HELENISMO

En el período helenístico tiene lugar un proceso histórico espiritual, cuyas consecuencias se hacen sentir hasta nuestros días, en nuestra actual concepción de la Filosofía. Es la evolución de ésta hasta transformarse en una ciencia especial independiente.

En el tiempo presocrático el filósofo lo era todo: científico, médico, técnico, político y junto con todo ello, “el sabio”. En el período helenístico se desmiembran las ciencias particulares, como tales, con una independencia mucho más acusada. Surgen especiales centros de investigación en los que se cultivan: Alejandría, Antioquía, Pérgamo, Rodas. Es cierto que la Filosofía se ciñe ahora a las grandes cuestiones que quedaron ya consagradas como auténticos problemas filosóficos por Platón y Aristóteles, en el terreno de la Lógica, de la Ética y de la Metafísica.

Pero con ello también tenemos, como contrapartida, el hecho de que los problemas filosóficos adquieren una profundidad humana y que la Filosofía viene a convertirse en una ciencia de la “concepción del mundo”. Se apodera del hombre como tal, del hombre que, en este tiempo agitado e inseguro por las guerras de Alejandro y los Diádocos (sus generales e hijos), busca en el hombre interior la salvación y la felicidad que no le pueden dar las circunstancias externas de la vida. De ahí que predomine en este período la Ética, que recoge además la misión antaño encomendada al mito religioso, cuyo significado social se desmigaja progresivamente hasta quedar diluido en el racionalismo de un pensamiento teórico. Estoicos y epicúreos ofrecen una guía espiritual del alma y penetran por ello con su influjo en anchos sectores del pueblo.

FILOSOFÍA DEL IMPERIO ROMANO

Con la entrada del Imperio los tiempos se tornan aún más turbulentos, los hombres se sienten internamente más inseguros y anhelosos. En el punto extremo de esta desazón de los tiempos hace de pronto su aparición en el escenario del mundo abatido la figura de Cristo, que dice de sí mismo que es la luz del mundo, la resurrección y la vida.

El naciente Cristianismo entra de lleno en escena, y a la filosofía se le desvanece poco a poco entre las manos la dirección de los espíritus. A lo largo del Imperio Romano las antiguas escuelas filosóficas continúan su vida. Pero esta vida languidece de día en día con inequívocas señales de ocaso.

Aún se advierten conatos heroicos para despertar y reavivar el espíritu de la vieja cultura. Es una magnífica expresión de ello el Neoplatonismo, pero falta una evolución sostenida y progresiva.

La marcha del Cristianismo no es ciertamente una marcha de conquista y destrucción, sino más bien una marcha tras la verdad y por ello no viene a extirpar la filosofía griega, sino más exactamente a absorberla. Las eternas verdades y valores alumbrados por la antigua filosofía son asimilados por el nuevo pensamiento.

LA ESTOA. El estoicismo

Es otra vez en Atenas donde se desarrolla esta nueva rama del pensamiento filosófico, y el lugar de reunión dará asimismo nombre a la escuela. Dividimos a sus filósofos en los tres grupos de Estoa: antigua, media y posterior.

Zenón de Citio
Zenón de Citio
Bronce de Crisipo de Solos. Máxima figura de la escuela estoica antigua
Bronce de Crisipo de Solos. Máxima figura de la escuela estoica antigua

ESTOA ANTIGUA

Es el fundador Zenón de Citio, Chipre, que crea una escuela alrededor del 300 a.C. Era discípulo de Crates, Estilpón y Jenócrates. Con todo, en mayor grado que ninguna otra corriente, ha influido en él Crates (el Cinismo), y esto dará el tono a toda la Estoa. Tropezamos con el influjo cínico en su teoría del conocimiento, en su metafísica y en su ética. Su sucesor fue Cleantes de Assos, hombre sobrio, firme de voluntad, entereza moral y religiosidad. De él conservamos el primero de los Himnos a Zeus, de hondo sentido religioso, muy significativo para fijar la fisonomía espiritual de la Estoa.

ESTOA MEDIA

Sus dos máximos representantes son Panecio y Posidonio. Panecio estuvo largos períodos en Roma y se le relacionó allí con los círculos de Escipión el Africano. Es a partir de entonces cuando la filosofía comienza a ser en Roma una exigencia de la cultura superior. Era por lo demás la forma de filosofía que venía como cortada por el patrón del espíritu romano. Así pudo Cicerón explorar ampliamente los escritos de Panecio sobre el obrar y el omitir, sobre la quietud de ánimo y sobre la providencia, y más en particular sobre los deberes.

ESTOA POSTERIOR

Destacan tres personajes: Séneca, maestro de Nerón, por cuyo mandato se quitó la vida en 65 d.C. Particularmente característicos son sus escritos sobre las cuestiones de la naturaleza (Naturales Quaestiones), los tratados sobre la clemencia, sobre los beneficios, sobre la ira, así como 20 libros de cartas morales a Lucilio, en los que pinta un cuadro bastante pesimista de las costumbres y vicios de su tiempo. Epicteto, esclavo de Hierápolis, que vivió como liberto en Roma y del que procede el “Enquiridión”. Y Marco Aurelio, el filósofo emperador. De él conservamos los “Soliloquios”, aforismos y apuntes de diario, tomados muchas veces en el campo de batalla, y son típicos del estoicismo en general.

Séneca
Séneca

¿Qué es la Filosofía para los estoicos? La definen así: es la ciencia de las cosas divinas y humanas. La dividen en Lógica, Física y Ética.

LÓGICA

La lógica estoica no es solamente una lógica puramente formal, sino al mismo tiempo una ciencia material, es decir trata también de los problemas incluidos en lo que hoy llamamos Teoría del Conocimiento o Criteriología.

Bases del conocimiento

Sensismo: Lo primero es el origen de nuestro conocimiento. Aquí los estoicos piensan sensísticamente, y en ello se descubre un punto de afinidad con los cínicos. El alma no es una placa en la que haya algo ya escrito “a priori”, sino enteramente como una tabla rasa. Tiene que llenarse con los contenidos que le ofrezca la percepción sensible. Lo que entra en el espíritu son representaciones. Transforma las representaciones, elaborándolas y agrupándolas: pero lo que en definitiva retiene y posee no pasa de ser representaciones sensibles.

Teoría de la imagen-copia: La función de la representación y del conocimiento consiste en cierto copiar y representar. Se parte de una fundamental dualidad entre sujeto y objeto y se piensa que el objeto del conocimiento es algo que puede ser trasladado en imagen, quedando en el alma impresa una como copia exacta de él. La representación o fantasía es aquello que se imprime, graba y sella del objeto existente en cuanto existente, tal como no ocurriría con un objeto no existente. Esto no es sólo un realismo ingenuo, sino que muestra además hasta que punto en esta teoría del proceso cognoscitivo juega un papel decisivo el conocimiento del mundo externo corpóreo, hecho que se explica por el universal materialismo de la Estoa.

El criterio de la verdad: Si el conocimiento es una cierta copia o imagen, surge naturalmente el interés por buscar un punto de apoyo para la verdad de aquella copia reproductiva, un criterio de la verdad. Porque es patente que podemos engañarnos en nuestras representaciones. ¿Dónde encontrar la garantía de que la copia es cual el modelo, y que las representaciones son adecuadas como dicen los estoicos? Tal criterio se pone en la “katalepsis”, es decir, en aquella cualidad de nuestras representaciones, a la que no podemos resistirnos.

Elementos del pensamiento

Los elementos del pensar formal son, en los estoicos, lo mismo que en Aristóteles: el juicio, el concepto y el raciocinio.

Juicio: Significa una posición del sujeto frente a algo. Tiene lugar mediante el asentimiento a una representación. El asentimiento testifica la persuasión de que algo es realmente tal como yo me lo represento. Ciertamente que el asentimiento es el que hace que el juicio realmente se dé, pero la decisión sobre lo verdadero o lo falso no está en función de la voluntad que pone el asentimiento, sino en la diversidad del mismo contenido de representación. Si se conforma con la realidad, el juicio es verdadero, y falso en caso contrario.

Concepto: El juicio se compone de conceptos. Aquí va también la Estoa con Aristóteles, pero la completa en ocasiones con ciertos toques de mayor precisión. El concepto está mirado en Aristóteles desde el lenguaje, desde la palabra. Por conceptos universales se entienden en la Estoa las mismas representaciones trasformadas.

Raciocinio: Con la clasificación de los enunciados posibles, condicionales, de la forma “si…”, desde el punto de vista de lo verdadero y lo falso, se nos dan las fórmulas que, llenándolas de contenidos variables, nos permiten, sin más, caracterizar de antemano una afirmación como verdadera o como falsa. Es un aspecto formalista que nos lleva al pensamiento la lógica moderna.

Emperador Marco Aurelio
Emperador Marco Aurelio

FÍSICA

La Física estoica trata de las grandes cuestiones metafísicas. Dos rasgos son característicos: el materialismo y el panteísmo.

Materialismo: Se nos descubre cuando el estoico nos da el sentido del ser. Después de conocer su teoría epistemológica imbuida de sensismo, no nos extrañará que a la pregunta sobre la esencia del ser, no dé como respuesta que realidad es tanto como corporeidad. El ser es también fuerza, energía. La fuerza para los estoicos es aquella fuerza viva que se da allí donde hay respiración, hálito, calor y fuego; donde la vida no está extinguida como en los cuerpos muertos, sino que posee su característica tensión, vigor dinámico. Por tanto todo es materia y todo es también fuerza vital.

Panteísmo: Lo encontramos al calor en las últimas profundidades y último fundamento del ser. El estoico se plantea el problema del fundamento último del ser, pero rehúye instintivamente el trascender este mismo ser al buscar tal fundamento. El fundamento del mundo está en él mismo. El mundo es eterno, inabarcable y tan infinito, que se basta a sí mismo para explicarse. La razón del mundo y la providencia que intervienen en este proceso no son ciertamente las ideas y el querer de un espíritu personal, libre, sino sólo el orden interno de formación y de movimiento que late en la materia misma. La materia es lo último. Se queda la Estoa en un materialismo.

Religiosidad estoica

La religiosidad estoica es un sentimiento auténtico, cálido y profundo, como podemos rastrear sin género de duda por los himnos estoicos a Zeus que nos han sido conservados. Los numerosos términos personales que en estos himnos se aplican a la divinidad y provienen principalmente de la mitología de Homero, no son sin embargo más que metáforas, y no pueden quitarnos el convencimiento de que el sentimiento religioso del estoico es un sentimiento a ras de lo natural, pues su dios no va más allá del ser el Todo.

ÉTICA

La Ética es lo que ha hecho más célebre históricamente a la Estoa. Su filosofía adquirió concretamente, merced a la Ética, un tono de potencia cosmovisional, cuya eficacia se hizo sentir en extensión y en profundidad. Pero la ética estoica presupone una serie de ideas sobre la vida anímica del hombre que rebasan el simple marco de una psicología, para constituir las bases antropológico-dogmáticas de la moral estoica.

Vida anímica del hombre

El hombre no es sólo cuerpo; tiene también alma. Pero la palabra alma puede tener varias significaciones. Puede entenderse por alma aquello que da al hombre el automovimiento y con ello la vida. Puede también entenderse el alma como uno de los miembros de la tripartición cuerpo-alma-razón, que corresponde a la distinción platónico-aristotélica de potencias anímicas vegetativas, sensitivas y racionales. Puede también significar alma “la parte rectora del alma”, la razón. Y finalmente puede ser el término alma un nombre complexivo para designar todas estas funciones en su totalidad y en su compleja interacción. Pero en todo caso el alma es “pneuma” y, como tal, ha de considerarse como una agregación de fuego y aire. Unas veces se la divide en partes, otras se la concibe como una unidad. Por un lado es esencialmente distinta del cuerpo, por otro es el principio de la vida del cuerpo y, por tanto, en unidad viviente con él.

El punto nuclear de la antropología estoica lo constituye la doctrina sobre los instintos. El punto natural o instinto pertenece de por sí al alma sensitiva. Pero en él influyen juntamente cuerpo, sensibilidad y razón. A partir del cuerpo, mediante las impresiones sensibles, recibe el hombre representaciones que desatan, automática y espontáneamente, los movimientos instintivos.

La anterior filosofía, cuya concepción del hombre explotan los estoicos, incluía en este contexto la cuestión de la inmortalidad del alma. Al menos la parte racional del alma aparecía siempre como algo divino y eterno.

Corre por las páginas de los Soliloquios de Marco Aurelio un indefinible hálito de resignación cansada. Su sentido del deber es sin duda elevado y noble, su constancia puede parecernos heroica, pero el conjunto se nos ofrece como un horizonte cerrado a la esperanza.

La ética estoica está basada en este principio fundamental: el bien consiste en vivir conforme a la naturaleza. Esto puede entenderse de dos maneras, porque de dos modos puede decirse la palabra naturaleza: individual y cósmica. Si nos fijamos en la naturaleza individual, estamos en el mismo punto de partida de los cínicos.

Pero ha de tenerse en cuenta que el elemento superior de la naturaleza, tanto humana como cósmica, es la razón. Vivir conforme a razón es triunfar a las pasiones, dominarlas para conseguir la imperturbabilidad (apatía) y llegar a ser señor de sí mismo (autarquía).

Tal es el sabio estoico. Nada le domina. Nada le turba. No pide que suceda lo que desea. Se acomoda a los acontecimientos y quiere lo que sucede.

EPICUREISMO

Los epicúreos son los enemigos hereditarios de los estoicos. Las polémicas entre los dos campos no tuvieron fin. El fundador de la escuela es Epicuro de Samos. Fue discípulo de Nausífanes. La ascendencia atomista es nota característica de toda esta escuela que dirigió Epicuro en sus jardines en Atenas.

Debido a estos jardines se les dio a los epicúreos el sobrenombre de “los del jardín”. La figura del fundador de la escuela constituye el alma del conjunto más aún que el método o la dogmática allí cultivada. Epicuro fue una personalidad fina, noble y atractiva. Se tuvo en alta estima su desinterés, su suavidad de trato, su bondad y su alto concepto de la amistad. Sus máximas se respetaron como dogmas. De sus escritos, que se hacen llegar hasta 300, sólo han llegado a nosotros pocos fragmentos.

También se divide la Filosofía del Epicureísmo en Lógica, Física y Ética, y la Ética es asimismo el ápice y clave de todo el sistema.

LÓGICA

La Lógica se llama también Canónica, porque da la medida (canon=regla) del recto conocimiento. Pero estamos ahora muy lejos de aquella valoración del saber por el saber mismo que teníamos en Aristóteles. El saber y el conocer serán ahora por y para la vida. Se los concibe enteramente en función de la utilidad.

Los epicúreos definirán la Filosofía como una actividad del alma cuyos conocimientos han de acarrearnos la felicidad. Comparados con éstos, los estoicos, hombres de la realidad, todavía resultan excesivamente teóricos.

Pero no sólo en su finalidad, también en su naturaleza queda rebajado el saber. Según los epicúreos todo conocer es percepción sensible, y nada más. Y esta sensación y conocimiento tienen lugar al desprenderse de los objetos unas imagencillas que se cuelan por nuestros órganos sensoriales. Esto se entiende bien primariamente de la sensación visual, pero es lo mismo en los demás sentidos. El epicureísmo es sensismo y es materialismo, como lo fue su modelo, el atomismo de Demócrito.

Criterio de la verdad

Si se habla de representaciones verdaderas y falsas, tienen naturalmente que fijarse los epicúreos un criterio que les asegure la autenticidad y verdad de su conocimiento. Las percepciones sensibles son siempre verdaderas. Igualmente a las representaciones de la fantasía corresponden seguros influjos activos, “pues ellas mueven el alma”. Esto equivale a decir que la verdad de toda sensación consiste en la realidad psicológica de tal impresión y afección anímica, y solamente en ella.

Demócrito
Demócrito

FÍSICA

En la metafísica, Epicuro y su escuela renuevan el atomismo de Demócrito. Lo mismo que en Demócrito, tenemos también ahora un número infinito de elementos últimos, indivisibles, sólidos: los átomos. Carecen de cualidad y solo se diferencian cuantitativamente por la forma y el peso. No son absolutamente diversos, sino que se dan entre ellos ciertos parecidos que permiten hablar de determinadas clases. El número de estas clases es limitado, pero en cada grupo hay infinitos átomos.

También habrá que admitir un espacio vacío en el que se encuentran y se mueven los átomos. Ese espacio es ilimitado. Con estos dos elementos, cuerpos y espacio, todo el ser queda explicado; ningún lugar para otra tercera clase de seres. Es neto materialismo. La misma alma y el espíritu serían cuerpo, materia más fina y sutil, pero siempre materia. El alma es una parte del cuerpo, como lo es la mano y el pie. Es también divisible, y consiguientemente mortal como el cuerpo. Los átomos existen desde toda la eternidad y existirán siempre. Su suma total permanece siempre constante e igual. Este principio expresa la ley de la conservación de la substancia, dogma fundamental del materialismo de todos los tiempos.

Epicuro con su concepto del azar persigue un peculiar intento, el de librar al hombre de la oprimente idea del hado. Cree en la libertad de la voluntad. Los epicúreos sostuvieron una lucha sin cuartel contra el fatum estoico, por amor a la libertad humana. Su refugio teórico fue el concepto de azar, explicado a su modo.

El segundo frente de ataque de los epicúreos lo constituyen los mitos religiosos. Les resultaban tan molestos como el fatum. Pues aquello de intervenir los dioses en los asuntos de los hombres, particularmente los relatos de ultratumba con el juicio de los muertos y los lugares de castigos eternos, y no menos lo que se dice de la ira de Dios, que hay que aplacar, sonaba en los oídos de los epicúreos a cuentos de miedo que turban el lindo gozar de la existencia y matan la voluntad de obrar y dejar de obrar al hilo de su capricho. Ante esto el epicúreo recurre a la teoría de los átomos. Todo acaece según las leyes de la naturaleza.

“Los epicúreos no son hombres peligrosos. Saben vivir, hablan bien, escriben bien, no cavilan ni se meten en muchas honduras especulativas. No tiene su filosofía la pesadez de la melancolía problemática, sino más bien el aire leve y grato de la musa” (Lucrecio).

ÉTICA

El núcleo dogmático de esta filosofía es el principio de que lo moralmente bueno consiste en el placer. Fue Aristipo quien, de un modo claro, propugnó la teoría del placer, y su hedonismo (doctrina ética que identifica el bien con el placer, especialmente con el placer sensorial e inmediato) será el que dará la orientación fundamental al pensamiento ético de los epicúreos.

Mientras los estoicos se proponen como ideal ético una vida conducida conforme a la naturaleza, y pregonan el valor de la renuncia y del aguante para poder hacer justicia y honor a esta suprema norma, se constituye ahora como el auténtico fin del hombre el placer, y consecuentemente se proclama como solución moral la consigna del apetito y el goce. Es una actitud totalmente opuesta frente a la vida. El primitivo significado de la palabra “bueno” no expresa, según los epicúreos, una consonancia con cierto orden de carácter ideal o real, sino que traduce en el fondo una relación con nuestras apetencias apetitivas. Por agradarnos una cosa y traernos placer la llamamos buena, porque otra nos desagrada y nos acarrea molestia la llamamos mala. Aristóteles había pensado de una manera bastante diferente: por ser algo bueno, por eso nos agrada. Epicuro lo vuelve al revés, como se ve. No es para él el principio ético un bien “objetivo” en sí, sino que el placer “subjetivo” se convierte en principio del bien.

Aristóteles
Aristóteles
Platón
Platón

Sabiduría de la vida

El epicúreo tiene efectivamente ojos abiertos para la belleza del mundo. Afirma la vida en su plenitud. Con ello se supera a sí mismo, sobrepuja los lados sombríos de la vida, no se deja agarrotar por ellos y se instala así libre en una concepción positiva de la existencia. Ni la idea de la muerte tiene que ser para él un tropiezo. Detrás de la estúpida demostración de “que la muerte nada nos toca a nosotros”, pues mientras vivimos no está la muerte y cuando ella está ya no estamos nosotros, se esconde algo más serio y valioso, como es el sí gozoso a la vida, que sólo mira lo positivo y por ello se aplica a sacar el jugo a cada día sin preocuparse del después.

La amistad es fruto de la sabiduría. El sabio es el artista de la vida.

“Gris es, querido amigo, toda teoría, y verde es el dorado árbol de la vida” (Goethe)

NEOPLATONISMO

Con el neoplatonismo, la filosofía helenisticorromana va a dejar de ser puro quehacer intelectual para convertirse en un modo de vida religiosa. Es sintomático a este respecto aquel utópico proyecto plotiniano de fundar una ciudad de filósofos con rasgos externos tomados de la República de Platón, pero internamente semejante a los primitivos cenobios cristianos. La Platonópolis plotiniana, mitad escuela filosófica, mitad convento religioso, nos ilustra suficientemente no sólo sobre las hondas diferencias del neoplatonismo respecto del platonismo, sino también sobre las profundas discrepancias de todo el movimiento de la metafísica religiosa en relación con las escuelas morales precedentes.

Históricamente han de distinguirse tres corrientes plenamente diferenciadas:

ALEJANDRINORROMANA

Fue fundada por Ammonio Saccas. Su mayor representante es Plotino, el más grande pensador de la época, cuya obra resume y supera la doctrina helenística. Sus dos rasgos principales fueron un exaltado espiritualismo y un monismo emanatista. Su discípulo Porfirio de Tiro, tiende a convertir la filosofía religiosa del maestro en religión propiamente dicha. Con Porfirio adquiere virulencia la lucha contra el cristianismo en el orden de la filosofía.

Plotino
Plotino

SIRIACA

Fue fundada por Jámblico de Calcidia, discípulo de Porfirio. En su sistema se sintetizan, con los momentos fundamentales de la emanación neoplatónica, el repertorio de los dioses del paganismo, amén de una serie de ángeles y demonios. Transformada así la doctrina religiosa en una dogmática del politeísmo, fue aprovechada por los enemigos políticos del cristianismo, como Juliano el Apóstata (emperador entre los años 361-363 d.C.), que estableció el paganismo como religión oficial del Estado.

Capitolio de Dougga. Túnez
Capitolio de Dougga. Túnez

ATENIENSE

Tiene por precursor a Temistio, por fundador a Plutarco de Atenas y por representante máximo a Proclo, con quien puede considerarse virtualmente terminada la filosofía pagana del mundo antiguo.

Pensamiento Neoplatónico

Mientras la síntesis filoniana (por Filón de Alejandría) se hace en contacto con la religión judaica, el neoplatonismo surge como un sincretismo (tendencia a conjuntar y armonizar corrientes de pensamiento o ideas opuestas) de la doctrina platónica y la religión pagana.

Su representante capital, Plotino, nace en Egipto y, educado en Alejandría, se trasladó a Roma, donde enseñó filosofía con gran éxito y numerosos discípulos. Su vida se caracteriza por la curiosidad intelectual y una extraña espiritualidad. Plotino escribió numerosos tratados, recopilados después de su muerte por su discípulo Porfirio, y ordenados en seis grupos de nueve, recibieron por eso el nombre de Ennéadas. Los tratados que forman las Ennéadas tienen un valor muy desigual, pero en su conjunto la obra ofrece gran interés y es, desde luego, la más genial de cuantas produjo la filosofía griega desde Aristóteles.

El punto de partida es Dios. Plotino busca la realidad primaria, origen y fundamento de toda otra realidad. Es el Uno, la plenitud del ser, de la divinidad y del bien. El Uno rebosa y se expande, dando origen, por emanación, a nuevos seres. No puede ser por consiguiente materia, porque a la materia conviene esencialmente estar formada por partes extensas. Tampoco puede ser espíritu, porque en el espíritu se da, al menos en función del conocimiento, la dualidad sujeto-objeto. El Uno está por encima de la materia y por encima del espíritu. Es más, sin el Uno no podría existir ni la materia plural ni el espíritu dual. Pluralidad y dualidad proceden de la unidad. El Uno está por arriba del ser. La perfección infinita del Uno lo coloca más allá de toda determinación concebible, y sólo puede ser expresada por vía de negación. Del Uno ha de negarse toda perfección finita. Este es el sentido de la teología de Plotino.

Del Uno proceden por emanación todas las cosas. Ello se verifica merced a un proceso de causaciones en degradación creciente que, partiendo del Uno, terminan en la materia que, naciendo en el bien, terminan en el mal. Del Uno procede, en primer término, el nous, es espíritu, una especie de duplicación del Uno. Hay ya en el nous dualidad de sujeto pensante y objeto pensado. En él se alojan las ideas, todo el mundo inteligible. Del nous procede el alma a modo de duplicación. El alma es engendrada por el nous por reflexión. Esta alma es un alma cósmica.

Por la causalidad eficiente venimos de Dios. Por la causalidad final volvemos a Dios.

Plotino tomó de Platón, quien a su vez lo había hecho de los pitagóricos, la idea del origen del hombre en una caída y la reintegración del alma a los lugares celestes.

Las almas humanas viven, en efecto, en el cosmos inteligible. En virtud de una tendencia a comerciar con la materia, caen en el mundo sensible, hundiéndose en un cuerpo. Así, el hombre se compone de alma y cuerpo. No es el cuerpo quien sostiene el alma, antes al contrario, es sostenido por ella. El alma no se aloja en una parte del cuerpo, sino que está toda ella en todo el cuerpo. Aún después de la caída, y por su actividad superior, sigue el alma viviendo en el mundo inteligible del nous, y aún aspira a unirse con el Uno. El alma apegada a la materia no logra la vuelta al mundo inteligible. Con la muerte del hombre transmigra a un animal o, incluso, a un vegetal. Las almas puras vuelven al cosmos inteligible y algunas veces al Uno.

La ética de Plotino ha de entenderse en función de esta vuelta del alma a Dios. La virtud es el ascender hacia la perfección, que habrá de culminar en la unión con Dios. Este ascenso comprende tres grados. El primero es la ascesis, el ejercicio de renuncia de las cosas materiales sensibles: su virtud es la catarsis. El segundo es la contemplación de la verdad y de la belleza espiritual, realizando las virtudes teoréticas. El tercero es el éxtasis, es decir, el estar fuera de sí y en estrecho contacto con la divinidad. El éxtasis es privilegio de las almas más puras. Cuando se verifica, el alma se sumerge en la divinidad, se convierte en el Uno, literalmente se diviniza. La mística de Plotino es también panteísta.

El neoplatonismo de Plotino fue la última gran creación filosófica del pensamiento griego. Muerto Plotino, decae entre los antiguos el interés por la metafísica y vuelven a surgir las preocupaciones puramente éticas y dialécticas. El pensamiento cristiano irrumpe con profundidad en el escenario cultural del mundo, y los filósofos se limitan a la apología.

Autor: Valentín Ortiz Juez